Saturday, February 01, 2014

Chronological Bible Day 32-S

Moises, un personaje tan importante en la historia bíblica. Un tipo de Jesucristo. Un hombre que libero al pueblo de sus cadenas. Y hoy, al leer la historia una vez más, perdí mi admiración por él. Y no, no de una mala manera. Sino que me tope con la misma realidad que Moises se topó.

Cuando Dios llama a Moises en medio de esa llama ardiente, la reacción de Moises, que se sentía totalmente incapacitado para la tarea, es contestarle a Dios: Quién soy yo para hacer esto? Y Dios no le contesta con las frases de auto-ayuda que yo habría pensado usar; algo más o menos como: "Tú puedes", "Eres una persona llena de talentos", "Si Dios te puso ésta tarea es porque puedes lograrlo", etc. No. Dios le contesta con un simple: "Yo iré contigo".

O sea, querido Moises, que estás en lo correcto, no tienes lo que se necesita para lograr la tarea. Si, tienes muchísimas cualidades y dones, tienes habilidades, destrezas y capacidades; pero ninguna de ellas serían suficiente para la tarea en la que Moises se estaba embarcando: Sacar al pueblo de Israel de su esclavitud.

Pero en Dios, Moises logró lo que en sus fuerzas jamás hubiera hecho. No se necesitaba nada más que la voz de Dios diciendo: YO VOY CONTIGO.

Esto me da esperanza. Me da esperanza acerca de todas las partes de mi futuro que no puedo controlar. Todo lo que aunque planee no se cumple tal cual. Sí Dios va conmigo, sé que puedo pasar todo lo que sea necesario. Sé que muy por encima de todo lo que podría lograr o de lo que sé hacer, él me prepara en mi corazón, en lo que soy, para lograr aquello que es su mayor propósito en mí; ser como Jesús.

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